Los colores han sido una parte esencial de la expresión humana desde tiempos inmemoriales, y en el mundo antiguo, la ciudad de Pompeya fue un vibrante ejemplo de ello. Gracias a las investigaciones recientes sobre los pigmentos utilizados en sus frescos, podemos descubrir cómo los artistas romanos lograban tonalidades únicas y qué materiales usaban para dar vida a sus obras.
El legado cromático de Pompeya
Los frescos de Pompeya, sepultados bajo la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., han servido como una ventana al arte y la tecnología de la antigua Roma. Los pigmentos encontrados en Pompeya abarcan una amplia paleta de colores, desde los vibrantes rojos hasta los enigmáticos azules y los sofisticados verdes. Estos materiales provenían tanto de fuentes naturales como de procesos sintéticos, reflejando un conocimiento avanzado de la química y la pintura.

Los pigmentos más utilizados en la Antigua Roma
1. Rojo Pompeyano: el color de la pasión y el poder
El famoso rojo de Pompeya se obtenía principalmente de la hematita, un mineral rico en óxido de hierro. También se usaba el minio (plomo rojo) para lograr tonos más intensos. En algunos casos, se mezclaban distintos compuestos para obtener matices específicos, demostrando el gran dominio de los artistas sobre la coloración.
2. Azul Egipcio: el primer pigmento sintético de la historia
El azul egipcio, o caeruleum, era un pigmento elaborado artificialmente a partir de sílice, cobre y calcio. Su producción requería una cocción controlada, lo que lo convertía en un color valioso y de gran demanda en la pintura mural y la decoración arquitectónica.
3. Amarillo y Naranja: la energía del sol en las paredes
El amarillo se obtenía principalmente de la goethita, un mineral de óxido de hierro hidratado. En ocasiones, se empleaban compuestos de plomo para conseguir variaciones en el tono. El naranja, por otro lado, se lograba mezclando pigmentos amarillos y rojos o utilizando rejalgar, un sulfuro de arsénico de color rojizo-anaranjado.
4. Verde: la innovación en la paleta romana
Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio fue la presencia de un pigmento verde que contenía barita y alunita. Este descubrimiento representa la evidencia más antigua del uso de sulfato de bario en la región mediterránea, ampliando nuestro conocimiento sobre la química de los colores en la antigüedad.
5. Negro y Blanco: los contrastes del arte
El negro se obtenía a partir de carbón vegetal o huesos calcinados (atramentum), mientras que el blanco se derivaba de carbonatos como la calcita o la dolomita, proporcionando la base para muchas mezclas cromáticas.
6. Rosa: el lujo en la paleta romana
El rosa en Pompeya era un color costoso y elaborado. Se obtenía mezclando tierras blancas con tintes orgánicos como la purpurissum, una laca fabricada con extractos de plantas o con la preciada púrpura de molusco (murex). También se combinaban pigmentos inorgánicos, como el azul egipcio y el minio, para obtener diferentes tonalidades.
Este color era muy valorado, ya que en la antigua Roma el tinte púrpura estaba asociado con la realeza y la élite. Mezclado con otros compuestos, el rosa se convertía en una opción accesible para decorar murales y objetos de lujo.
7. Gris: la sutileza en el arte pompeyano
El gris era un tono poco común en Pompeya, pero se obtenía con gran precisión mediante la mezcla de pigmentos. Se lograba combinando azul egipcio con carbonatos blancos (creta) y pequeñas cantidades de ocres rojos y amarillos. En algunos casos, se añadían pequeñas cantidades de plomo o arsénico para modificar la intensidad del color.
Este tono se utilizaba para dar profundidad a las pinturas murales y para crear efectos tridimensionales en las decoraciones arquitectónicas. Su presencia en los frescos demuestra la sofisticación de los artistas romanos en el manejo del color y la luz.
8. Violeta: la fusión del arte y la ciencia
El violeta era un color poco común en el mundo antiguo debido a la dificultad de obtenerlo. En Pompeya, los artistas lograban este tono mezclando varios pigmentos inorgánicos:
- Rojo (rubrica) a base de óxido de hierro.
- Azul egipcio (caeruleum) obtenido a partir de cobre y sílice.
- Orpimento amarillo (auripigmentum), un mineral de arsénico.
Esta combinación permitía obtener diferentes variaciones del violeta, desde tonos más rojizos hasta matices azulados. Aunque en la actualidad el violeta se asocia con la creatividad y la espiritualidad, en la Roma antigua era un color que reflejaba el refinamiento y el conocimiento en la manipulación de pigmentos.
El taller del artista: la alquimia del color en Pompeya
Los arqueólogos han encontrado recipientes con pigmentos en diversas casas y talleres de Pompeya, lo que indica que los artistas preparaban sus propias pinturas. Utilizaban una combinación de minerales naturales y técnicas sofisticadas para mejorar la intensidad y durabilidad de los colores.

Este conocimiento de la química del color ha permitido a los investigadores no solo entender mejor el arte romano, sino también reinterpretar la riqueza visual que caracterizaba a las ciudades del Imperio.
Conclusión: una herencia cromática invaluable
Los pigmentos de Pompeya son testigos de una civilización que apreciaba la belleza y la sofisticación del color en su vida cotidiana. Gracias a los avances en arqueometría, hoy podemos recuperar estos secretos y seguir admirando la maestría de los antiguos artistas romanos.
Referencias
Celestino Grifa, Chiara Germinario, Sabrina Pagano, Andrea Lepore, Alberto De Bonis, Mariano Mercurio, Vincenzo Morra, Gabriel Zuchtriegel, Sophie Hay, Domenico Esposito, Valeria Amoretti, Pompeian pigments. A glimpse into ancient Roman colouring materials, Journal of Archaeological Science, Volume 177, 2025, 106201, ISSN 0305-4403, https://doi.org/10.1016/j.jas.2025.106201. (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0305440325000500)