Temperatura de color y ritmos circadianos

La temperatura de color de una fuente de luz se define comparando su color dentro del espectro luminoso con el de la luz que emitiría un cuerpo negro calentado a una temperatura determinada. Por este motivo esta temperatura de color generalmente se expresa en kelvins (símbolo: K), a pesar de no reflejar expresamente una medida de temperatura.

El espectro electromagnético divide por frecuencias (o lo que es inversamente proporcional, en longitudes de onda) el conjunto de las ondas electromagnéticas. Es la ley de Wien la que relaciona los conceptos longitud de onda y temperatura. Gracias a esta ley podemos saber que cuanto mayor sea la temperatura de un cuerpo negro, menor será la longitud de onda que emite.

La temperatura de color no tiene relación directa con la denominación de color cálido y frío aunque popularmente relacionamos estos términos. A partir de 5000 K decimos que se trata de colores fríos, mientras que con temperaturas más bajas (2700 a 3000 K) los llamamos colores cálidos.

Un cuerpo negro a temperatura ambiente (unos 300 K) emite radiación a longitudes de onda larga, es decir, en infrarrojos. A medida que aumenta su temperatura emitirá radicación en un longitud cada vez más corta; en cierto momento empezará a emitir en radiación visible, en color rojo muy oscuro y si la temperatura sigue aumentando lo hará con longitudes cada vez más cortas, conforme la ley de Wien. A partir de cierto momento, irá sumando los colores del espectro en su orden (rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta). Hacia una temperatura de 6000 K (aproximadamente la temperatura superficial del sol), emitirá en todo el espectro visible, logrando luz blanca, y a partir de ese momento irá sumando radiación ultravioleta.

La luz solar no es amarilla, aunque siempre se represente así, y lo pensemos la mayoría. En realidad la luz del sol es de color azul. Es precisamente la luz solar azul la que activa los procesos hormonales que nos permiten despertarnos y desarrollar nuestras actividades cotidianas.

Algunos ejemplos aproximados de temperatura de color:

Los científicos han descubierto que la alternancia de la luz diurna y la oscuridad afecta a nuestra salud de formas sorprendentes. Ciertos estudios revelan que los ciclos diarios de luz regulan determinados ritmos biológicos básicos en los animales y seres humanos, debido a las respuestas químicas que se producen en nuestro organismo.

Cuando la luz solar azul (6500 Kelvin aprox.) llega por la mañana, desencadena un aumento brusco de la presión arterial y la producción de cortisol, un esteroide natural. Al mismo tiempo, le dice a nuestros cuerpos que dejen de secretar melatonina, la hormona que nos ayuda a dormir.

El color amarillo claro y cálido (2500K-2700K), por otro lado, entrega calidez y relajación. Pero eso no se debe a que la luz amarilla proviene del sol. Los orígenes de este patrón se remontan a nuestros primeros antepasados, quienes se aseguraban de encender fuego durante la noche para calentar sus cuerpos y alejar depredadores.

Gracias a las nuevas tecnologías podemos ajustar la temperatura de las bombillas ajustándolas a nuestras necesidades o momentos del día, ayudándonos a regular los ritmos naturales de actividad y descanso.

Un ejemplo es https://www.alconlighting.com, empresa que publicó un artículo muy interesante en que que está basado este, y donde muestran sus opciones de iluminación, además de complementarlo con interesante información sobre los ritmos circadianos.