Los colores desempeñaron un papel importante en la cultura romana. No solo tenían una función estética, sino también social y simbólica. Entre los tonos más destacados estaban el púrpura, el escarlata y el color lana virgen, propio del tejido sin teñir.
El poder del púrpura
El color púrpura fue, sin duda, el tono más codiciado del mundo antiguo. Los fenicios descubrieron cómo extraerlo de un pequeño molusco marino llamado Murex brandaris. Su producción era tan costosa que, en tiempos de Julio César, un simple pañuelo teñido con este pigmento podía costar más que el salario mensual de un funcionario romano.
El resultado era un tono entre el granate y el morado que se convirtió en símbolo de riqueza, autoridad y divinidad. Las franjas púrpuras adornaban las togas de los altos magistrados y los generales victoriosos la vestían completa durante el Triunfo, la ceremonia más prestigiosa de Roma.
Julio César fue el primero en recibir del Senado permiso para vestir la toga púrpura a diario, un gesto que escandalizó a los sectores más conservadores. No era solo una cuestión de moda: el color estaba íntimamente ligado a la realeza y, por tanto, al poder absoluto. Por eso, durante décadas, los emperadores evitaron vestirla hasta que Domiciano rompió el tabú.
Escarlata: el rojo de los generales
Otro color que destacaba en los campos de batalla era el escarlata, un rojo vivo y ardiente, muy parecido al de la amapola. Era un tono imposible de pasar por alto, y precisamente por eso lo elegían los altos mandos del ejército.
Las capas militares —conocidas como paludamenta— de César y sus legados eran escarlatas. Además de su valor simbólico, tenían una función práctica: ayudaban a distinguir a los líderes entre la multitud de soldados. Los emperadores posteriores mantuvieron esta tradición durante siglos.
La pureza de la lana virgen
A diferencia de los tonos intensos reservados a la élite, el pueblo romano vestía principalmente el color natural de la lana. Aunque solemos imaginar las togas completamente blancas, lo cierto es que la mayoría eran de un beige suave o marfil, el tono que tenía la lana sin teñir.
Las pinturas murales encontradas en Italia muestran a los legionarios y oficiales con túnicas de este color. Algunos historiadores defienden que las túnicas militares se teñían de rojo oscuro para disimular el polvo y la sangre, pero las representaciones más fieles indican lo contrario.
Incluso las tiendas de campaña de los soldados mantenían el color natural de la piel de cabra impermeabilizada, ligeramente más oscuro que la lana.
La toga, símbolo de ciudadanía
La toga era más que una prenda: era un símbolo de identidad romana. Según la Wikipedia, consistía en una gran pieza de lana de corte elíptico, cerrada por abajo y abierta hasta la cintura, que se envolvía dejando libre el brazo derecho. Su uso distinguía al ciudadano romano del resto del mundo.
- La toga alba o candida era de color blanco brillante, usada por quienes aspiraban a cargos públicos (de ahí viene el término “candidato”). Para realzar su blancura, la lana se trataba con tiza (Imperivm.org).
- Los niños y magistrados llevaban la toga praetexta, con franjas de púrpura.
- Los generales triunfadores lucían la toga palmata, bordada con palmas doradas.
- Los emperadores vestían la toga purpurea o la toga picta, tejidas completamente en púrpura o con hilos de oro.
Mujeres nobles y acomodadas
Las mujeres de la alta sociedad romana podían vestir tejidos teñidos con los colores más costosos y llamativos, aunque con moderación, ya que el exceso se consideraba poco elegante.
Colores comunes entre las nobles:
- Púrpura suave o violeta claro: símbolo de estatus; las tonalidades más intensas estaban reservadas a los hombres de poder.
- Rosa, malva y granate: usados en vestidos y chales; se obtenían de mezclas con el tinte púrpura.
- Azafrán o amarillo dorado: color de prestigio asociado a Venus y a las ceremonias nupciales.
- Verde oliva y azul celeste: populares en las stolae (vestidos largos), hechos con tintes naturales más accesibles pero aún elegantes.
Las mujeres nobles llevaban telas finas —lino, seda oriental o lana muy ligera— y solían combinar los colores de su ropa con joyas y peinados elaborados.
Durante el Imperio, el gusto por los colores se amplió gracias al comercio con Oriente. Algunas matronas ricas llegaron a usar telas teñidas de azul índigo o verde esmeralda, importadas desde Egipto o la India, lo que provocó críticas de los moralistas romanos por considerarlo un lujo excesivo.
Mujeres humildes y esclavas
Las mujeres de clases bajas usaban colores más sencillos y naturales, tanto por economía como por funcionalidad.
Colores comunes entre las mujeres humildes:
- Beige, marrón claro y gris: tonos de lana sin teñir, muy comunes entre campesinas y trabajadoras.
- Rojizo terroso o ocre: tintes baratos obtenidos de arcillas o raíces.
- Verde apagado o amarillo pálido: posibles en prendas de lino teñidas con hierbas locales.
Su vestimenta solía ser de lana gruesa o lino sin refinar, más resistente y menos costosa.
Referencias
- Las legiones de Julio César, José Ignacio Lago.
- Historialago.com, con permiso del autor y adaptado por Sobre Colores.
- Wikipedia: Púrpura de Tiro.
- Wikipedia: Paludamentum.
- Imperivm.org: La toga romana.
- Las vestimentas de las mujeres
- Imágenes creadas con inteligencia artificial: Grok, Gemini, ChatGPT 5

César fue autorizado por el Senado a llevar esta toga permanentemente, lo que causó malestar al sector más reaccionario del propio Senado, ya que este color estaba asociado con la realeza.
Los emperadores romanos no se atrevieron a u https://noticiasdelloretdemar.es/carta-de-recomendacion-vecinal/