Colores y lenguaje. (*) |
Los colores no existen de manera independiente y objetiva en la naturaleza: dependiendo de la composición material de los objetos, éstos absorben parte del espectro lumínico, reflejando el resto; este resto es percibido por nosotros como color.
Distintas lenguas segmentan este espectro reflejado de manera diferente: en ruso, por ejemplo, existen dos colores diferentes para lo que nosotros llamamos azul, correspondientes aproximadamente al azul cielo (golubóy) y al azul marino (siníy). Lo mismo ocurre en italiano, que tiene las variantes azurro y blu. En navajo, hay un sólo color para un rango que nosotros dividimos en dos: el azul y el verde.
Otras lenguas combinan en sólo dos términos, claro y oscuro, hasta 14 colores. Estas distinciones son culturales, y según la versión de la HRL, cada lengua/cultura fuerza así un tipo de percepción cromática distinta, basada en sus peculiaridades de categorización.
En ciencia cognitiva, comentan los estudios realizados al respecto de la percepción del color y el lenguaje. Se ha descubierto que estos juicios de percepción categorial del color (PCC; el efecto en que dos colores que pertenecen a categorías distintas se discriminan más rápido o con más precisión que dos colores que pertenecen a la misma categoría) se dan con mucha mayor fuerza en el hemisferio izquierdo del cerebro, el encargado de las tareas lingüísticas.
Webgrafía:
Artículo completo: Ciencia Cognitiva.
(*) Imagen: jscreationzs / FreeDigitalPhotos.net