El erotismo del color
La sexualidad es algo muy complejo, rico en emociones, y no se lo puede definir con un sólo color. Porque si bien el amor, o el erotismo, suele estar asociado al acorde cromático rojo, rosa y violeta, según cómo se viva el amor o la sexualidad difieren los matices y colores que pueden definir esas diversas emociones.
Las relaciones entre personas, amistades o relaciones de pareja tienen asociados los colores azules. Pero cuando el amor evoluciona hacia la intimidad emocional más intensa, los matices cromáticos se llevan al polo opuesto: los rojos dominan con claridad.
Los colores del amor y de las relaciones emocionales intensas
- El rojo es la manifestación de la pasión de una relación.
- El rosa representa el amor tierno, infantil, enamoramiento, el amor dulce.
- El violeta es la parte fantasiosa de las relaciones, la imaginación, la fantasía y el erotismo mental.
- El negro también es un color asociado a vivencias intensas, a lo selecto, misterioso o transgresor.
En teoría, un amor equilibrado entre dos personas estaría en un equilibrio entre estos tres tonos, que son la mezcla a partes desiguales del blanco, rojo y azul. Recordar que el rosa es la mezcla de rojo y blanco, a veces con algo de azul. El rojo y el azul son colores primarios lumínicos, y el violeta es la mezcla de rojo y azul.
El rojo no siempre fue el color de la pasión
Aunque hoy asociamos el rojo al amor, durante siglos no fue así. En la Antigüedad era el color del poder, la protección y la guerra. La asociación moderna entre rojo y pasión surgió en el siglo XIX gracias a la publicidad, el arte romántico y la producción de tintes intensos durante la revolución industrial.
Un poco de historia
En el cristianismo, el rojo es un color ambiguo. Por una parte, es el color que representa la sangre de Cristo, su sacrificio por la humanidad, aunque asociado al color blanco.
En su oposición, se halla el diablo vestido de rojo y negro, los colores de lo inmoral. El infierno también es rojo. Y una luz roja crea el ambiente para lo prohibido.
Mientras el color de la vestimenta tuvo un significado social, el rojo era usado solo por los nobles, mientras que los reyes usaban túnicas púrpuras o violetas.
En algunas zonas de Europa, como España, se despreciaba a las mujeres que nacían con el pelo rojo. En la Edad Media, las mujeres pelirrojas temían ser acusadas de brujería, al ser una rareza genética. También se creía que si los padres tenían colores de cabello distintos y el hijo nacía pelirrojo, era obra del diablo.
A los hombres pelirrojos también se les ha asociado con el diablo. Judas se representaba con cabellos rojos. Las prostitutas llevaban este color en algunos relatos y obras. Aún hoy existe la creencia de que las personas pelirrojas son más temperamentales.
En Irlanda, donde existe una gran proporción de pelirrojos, el concepto cambia radicalmente y el pelo rojizo es símbolo de identidad y orgullo.
El rosa no era un color “femenino”
Hoy el rosa se asocia a la dulzura y a lo femenino, pero en Europa, hace 200 años, el rosa se consideraba un color masculino, por ser un rojo suavizado. El azul era para niñas, relacionado con la Virgen María. Fue en el siglo XX cuando la moda y la publicidad invirtieron los significados.
El violeta, entre lo espiritual y lo prohibido
El violeta ha sido históricamente un color liminal. En Roma, el púrpura era exclusivo de emperadores. En el cristianismo simboliza penitencia y reflexión. En el arte simbolista se transformó en el color de la imaginación, el misterio y lo oculto. Esa dualidad lo convierte en símbolo de fantasía emocional y transgresión mental.
Un color con fama “pecaminosa”
El violeta ha sido considerado un color seductor e inmoral en numerosos contextos culturales. En Estados Unidos existe un cóctel llamado purple passion, cuyo intenso contenido alcohólico lo hizo famoso como bebida asociada a la desinhibición.
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| El rojo aumenta la atracción |
Sensaciones y sentimientos
Entre hombres y mujeres, las experiencias íntimas pueden vivirse de formas distintas. La sensualidad mental que desprende una mujer puede diferir mucho del instinto emocional físico más frecuente en los hombres. Eso genera que los colores asociados a cada vivencia sean también diferentes.
Quien creía que esta experiencia era similar para todos y que podía definirse solo con el color rojo, descubrirá una combinación más rica dentro del acorde cromático de la intimidad emocional y el amor.
Al relacionar los colores con estas emociones, los colores no describen lo que se hace, ni con quién, ni cómo. Pero sí describen las sensaciones subjetivas que acompañan estas experiencias.
El color influye según la cultura
Aunque Max Lüscher estableció relaciones universales entre color y emoción, el significado cultural altera mucho esas percepciones. Por ejemplo, en Japón el rojo es celebración; en India es el color de las novias; en México, el rojo combina amor, fiesta y energía. El violeta también tiene un fuerte componente espiritual en el Día de Muertos.
El rojo aumenta la atracción
El psicólogo Andrew Elliot demostró que una misma fotografía es percibida como más atractiva si aparece acompañada de un entorno o prenda roja. Sin embargo, esa atracción no implica ternura, sino una percepción emocional más intensa e impulsiva.
¿Por qué las rosas rojas simbolizan amor?
Según la mitología griega, las rosas blancas eran las flores de Afrodita. Pero cuando corrió a socorrer a su amante Adonis, se hirió con unas espinas y su sangre tiñó las flores de rojo. Desde entonces, el rojo es símbolo del amor más pasional y dramático.
Lüscher expresó esto con estas palabras:
El lenguaje de los colores es el lenguaje de los sentimientos y las sensaciones. Así como en la música cada semitono tiene un efecto claramente perceptible, a cada matiz de color le corresponde una sensación exactamente definible. El lenguaje de los colores representa también los sentimientos y emociones de forma tan rica como la música.



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