Es bien conocida la sensación de hacerse la boca agua al ver un apetitoso plato de comida cuando tenemos hambre. O cuando ves las fotografías de los productos comestibles en el mercado. Pues como ya pueden imaginar, el color está presente en ellos.
Los colores, en general, más apetecibles son el blanco y el marrón. Y los menos son el azul y el negro. Esto es debido a lo que evocan esos colores en nuestro subconsciente.
El blanco se asocia con la leche materna, la primera comida. También al queso, arroz y muchos otros alimentos que son blanquecinos.
Los marrones recuerdan al pan, filetes recién hechos, café, frutos secos, etc. Esto lo saben los fabricantes de productos, y los vendedores profesionales. Y crean envoltorios de todo tipo de productos con las tonalidades apropiadas.
Los colores azulados, como no abundan en la naturaleza, normalmente, son colores que no se asocian a la alimentación, y más bien producen repelencia, excepto en los casos en los que la comida está catalogada para nosotros como exótica.
Muchos dulces y las golosinas son rosas, y ese color lo asociamos immediatamente a los dulce. Los dulces en envoltorios rosas son más atractivos.
Tienda con golosinas (*) Imagen 1 |
El color verde claro da la sensación de frescor y es apetecible. Sin embargo un envoltorio verde demasiado oscuro puede parecer que un producto esté podrido. Una ensalada multicolor, con verdes, amarillos y rojos causa en la mayoría de los casos apetito.
La próxima vez que vayas al mercado, y veas los productos comestibles, fíjate en el color de sus envoltorios, verás como existe un mensaje claro en la elección de cada matiz cromático.
(*) Imagen 1 solostocks.com
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