Todo lo que somos es el producto de los impulsos eléctricos de nuestras neuronas
Eduard Punset
Si en el anterior artículo publiqué una interesante entrevista - documental del programa Redes de TVE, en éste continuo con el siguiente capítulo. Trata de la optogenética , que es a lo que se dedica el científico Gero Miesenböck, de la Universidad de Oxford.
Programa Redes de TVE |
Este trabajo consiste en utilizar la luz específicamente para conectar o desconectar neuronas y descubrir algo de esta manera de su misterio, lo que hacen y por qué.
Según dice Gero, para lograr aplicar luz al cerebro existen dos ingredientes.
El primero, es aplicar la luz:
Si trabajas con un animal pequeño (como nosotros, que experimentamos con moscas de la fruta) simplemente arrojamos luz sobre todo el animal hasta que suficientes fotones alcanzan las neuronas que nos interesan y las activan.Y el segundo ingrediente es que hay que cambiar dichas neuronas para que contengan una proteína que responda a la luz: esto se consigue mediante la ingeniería genética.
La idea, en síntesis es implantar mediante virus manipulados genéticamente unos receptores en las neuronas que respondan al azul y al amarillo activando o desactivando de esta forma las neuronas cerebrales. En los próximos 50 años quizás podremos controlar de forma efectiva muchos trastornos graves que tienen origen en el cerebro.
Gero Miesenböck
Siempre digo que, en realidad, todos nos engañamos pensando que hay alguien ahí dentro, en nuestras células, ¿no? Que hay un Eduardo y un Gero ahí dentro. Sin embargo, lo más probable es que no haya nadie ahí, solamente neuronas enviando impulsos eléctricos.
Del concierto de impulsos eléctricos surge todo aquello que nos hace ser quienes somos. Nuestras percepciones y el mundo que discernimos no son más que la representación de la realidad en el lenguaje de impulsos eléctricos en miles de millones de neuronas.
Almacenamos y rememoramos recuerdos mediante impulsos eléctricos… y los impulsos eléctricos también controlan nuestros movimientos y determinan nuestras emociones.